RESUMEN DE LA DISERTACION
DE MARCELA DE LAFERRÈRE EN EL
FORO DE LA MUJER
Queridas integrantes del Foro, les mando un resumen de lo dicho en ese maravilloso
almuerzo que compartí con todas ustedes. Está escrito con posterioridad al mismo, en un
esfuerzo de memoria; si falta algo o asoma alguna nueva idea, la culpa es de esta
ingobernable cabeza mía. Un abrazo.
No imaginé que iba a hablar de la fuerza y la magia de la palabra, justamente en este
día, en que todos amanecimos consternados por la noticia de un episodio en Carmen de
Patagones, que ilustra como pocos el brutal efecto que la ausencia de la palabra está
teniendo en nuestra cultura. La Palabra, como puente entre ser y ser, como medio para
articular razón y emoción, como herramienta de humanización, porque yo soy de la
teoría de que el nacimiento no es un acto; es un proceso: vivimos naciendo. El día en
que dejamos de nacer, morimos, aunque sigamos respirando.
Cuando Marcela me convocó para hablar sobre un tema tan vasto, tan abstracto y tentador,
me pregunté desde dónde abordarlo. Amanecía con fogonazos de significados, iluminando
áreas enormes. En internet vi que me presentaban como escritora novel (con v, pero por
algo se empieza) Bien, desde la literatura pues, me dije; pero también como terapeuta es
central para mí el tema. Que sean dos ángulos entonces. De pronto me di cuenta de que no
podía hablar sobre La Fuerza y la Magia de la Palabra, hablar de verdad, desde el fondo
de mí misma, sin hablar también como madre de un hijo autista; de un hijo autista que
habló, (y cómo). Hablar como madre orgullosa de un guerrero que ganó su desafío ante
el aislamiento, mostrando un coraje que yo nunca antes había visto.
Invirtiendo el orden en que mencioné los temas, empezaré por este último. En la primera
fase de esa situación, fui testigo y partícipe de la angustia y la desesperación que
trae aparejadas el hecho de quedar fuera del lenguaje; porque el lenguaje es la vía de
acceso a la pertenencia, a la humanización. Tomé conciencia del monumental
acontecimiento que es el ingreso a la cultura por medio de la palabra en la vida de todos
nosotros. Afortunadamente, hubo una segunda etapa, en la que vislumbré la maravillosa
epifanía de cada sonido, de cada vibración abriendo un surco de simbolización en esa
mente querida.
Pude ver como uno a uno, los conceptos iban llegando, como piezas de un rompecabezas, para
conformar "una visión del mundo"que era sostenida desde ese discurso, una
visión dentro de la cual estaba inscripta la propia imagen, un elemento más en relación
con el todo. Y me deslizo aquí hacia el segundo ángulo de abordaje, porque fue así que
me di cuenta de la importancia de la Palabra como narración de nosotros mismos, como
elemento constructor de una historia que nos define y nos delimita. Como terapeuta,
decubrí entonces que mi función es acompañar a ese desconocido que llega a mí, en el
apasionante proceso de volverse a contar su propia historia, desde otro lugar. Como digo
en la contratapa de mi libro, " armar un relato que lo dignifique y lo ennoblezca,
que le otorgue sentido y belleza al destino que viene mirando como a un cuartucho húmedo
y gris".
Mi aliado central, elemento de vital importancia en este rearmado de la concepción de sí
mismo y del mundo, es la poesía. El lenguaje poético, que no es tal si no viene
acompañado de lo que llamo la Mirada Poética: una mirada que redime y rescata, que
irrumpe con su poder de ver belleza donde nadie la encuentra, con su magia de volver
posible no antes inconcebible. Porque el mundo de la Poesía es un mundo sin ley de
gravedad; allí más cosas son efectivamente posibles. Es un lugar en el que podemos
conciliar los opuestos, decir cosas como " luminosa oscuridad", y al cerrar los
ojos descubrir que tal cosa existe, que esa frase tiene un significado que duerme dentro
nuestro, y al descubrirlo ensanchamos nuestro mundo, porque como dijo el filósofo
Wittgenstein: " el límite de mi mundo es el límite de mi lenguaje".
Hablando de filósofos, y ya como escritora, alguien que me conmueve profundamente cuando
habla de La Palabra es Heidegger, sobre todo en su última etapa, en la que prácticamente
descartó el modo más formal de abordaje del tema, y se volcó a un lenguaje más
poético para tocarlo. El dice que el Ser es una especie de resplandor que habita en el
lenguaje; que el Ser no puede conocerse, describirse, analizarse. Puede habitarse, y puede
conmemorarse. La palabra que conmemora al Ser, que nos lleva directamente a habitarlo, es
la palabra poética. En esto radica, a mi modo de ver, la mayor fuerza, la sagrada magia,
el supremo y real recurso de amparo que nos ofrece con sus sonidos.
Hasta aquí el resumen de este viaje por el sentido, que fue para mí el rato que
compartí con ustedes; espero que no sea el último.Vuelvo a agradecer a mi entrañable
Marcela Miguens su convocatoria. Hasta siempre, brillantes mujeres del Foro.
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